lunes, septiembre 13, 2010

Despedidas


Hace tres días viví una de esas despedidas dolorosas. El viernes por la noche tuve que irme de casa de mi novio para Vigo ya que mi avión para Málaga salía a las nueve de la mañana.

El sábado amanecí sin estar muy segura de si había llegado a dormir o no, aún no soy capaz de acostumbrarme a dormir sola, nos levantamos a las seis de la mañana, salimos a las seis y media y tuvimos que esperar al avión hasta las nueve. El avión salió con retraso y al llegar a Barcelona con la hora totalmente justa nos dimos cuenta de que el avión de Barcelona también tenía retraso y tuvimos que esperar dentro del avión cerca de una hora. Una vez en Málaga cogimos el autobús del aeropuerto que nos llevaba hasta el centro y el de la linea número siete que lleva hasta mi barrio.

Supongo que cuando me deprimí fue cuando entre en mi habitación y no estaba él, ya habíamos tenido muchas despedidas, pero ninguna cómo esta. Tres meses viviendo con alguien, es muy difícil ponerle fin a algo así.

Mirando el lado positivo de la situación -algo que me encanta hacer-, mi estanca en Málaga no es para siempre. Esta semana me volveré para Galicia para vivir allí, no será junto a mi novio, aún necesitamos por lo menos quince meses para hacer que las cosas sean un poco seguras. Me iré a vivir a Vigo y estudiaré allí el último año del bachiller y tendré todos los fines de semana que quiera para verle a él y a todas esas personas maravillosas que conocí.

Estoy emocionada, espero no desilusionarme. Creo que lo que más me asusta en estos momentos es que llegue el día en el que me haga la pregunta de:

¿Qué se supone que hago aquí?

Espero que allí me vaya bien y sea capaz de recordar cómo se hacen amigos.

Sin nada más que decir me despido.

Adiós,
Nuria.