domingo, mayo 29, 2011

Príncipes azules.


Me pregunto por qué este afán en echar de menos algo que no conozco. Ya aprendí que es estúpido echar de menos unas palabras sin contenido, una mano sin calor o unos ojos sin luz.
Ya no soy una niña, aunque cada segundo esté intentando volver a aquellos días, sé de sobra que ya no habrá valientes caballeros, ni retos, ni un País de Nunca Jamás.

Pero, realmente tengo miedo, en este momento y en cada segundo de mi existencia. Miedo de haber perdido esa última pizca de esperanza en aquel sueño. Aunque tenga que madurar, no quiero creer que todo cambia con el tiempo, que toda la fantasía es una mentira, que las promesas de amor eterno son un engaño y que la alta torre está destruida. Y aún cuando no quiero creer en ello, sigue saltando en mi cabeza esa continua negación de que ya no hay príncipes azules.

Aunque sepa que ya las cosas no serán iguales, me gustaría volver a soñar, volver a creer en que en algún lugar habrá alguien que haya esperado lo mismo que yo, alguien que me salvará de cualquier gigante y cruzará el más grande de los océanos.

Pero ya nadie cruza océanos de tiempo teniendo a la guarra de cada sábado noche en la cama.

¿Por qué la maldita soledad siempre atacará en tus puntos más débiles?

Frustrada,
Nuria.

domingo, mayo 22, 2011

Debilidad.


A mi parecer toda debilidad se basa en el punto exacto en el que la fortaleza está en su cumbre. Es decir, creo con total seguridad que cuando más vulnerables somos es cuando nos sentimos lejos del mundo, inalcanzables, cuando somos fríos y calculadores.
Sí, estoy segura de que en esos momentos de pura fuerza siempre aparece un objeto que, sin saberlo, consigue manipularte y arrastrarte a esas aguas mansas en las que nada se siente como real.

Me encantaría saber cómo soy tan débil cuando lo único que quiero es alejarme de todo esto. No me gusta estar así....

Adiós,
Nuria.

viernes, mayo 20, 2011

Pequeños instantes.

Nadie se atreverá a salir corriendo si digo que te echo de menos  
y cruzo la frontera en sueños y hablo raro como tú.
 Sabéis, yo creo que todo el mundo se compone de pequeños instantes, como un puzzle. En este puzzle las piezas son esas escenas que te llenan el corazón: ese tono naranja entrando por la ventana, esos ojos azules, esa sonrisa tonta, esa mano corriendo una cortina... Y son esos momentos insignificantes por los que quiero dedicarme a la fotografía, no quiero ser famosa ni nada de eso, me conformo con ser yo a través de una cámara.
Gracias a la fotografía podemos tocar la eternidad, podemos convertir ese pequeño instante en un recuerdo para toda la vida. No me interesa que la gente me adore, ni a mis fotos, me interesa que cuando sea vieja vea esa foto de aquel hombre en el puerto con su bicicleta y piense lo que pensé en aquel momento:

Este instante debería existir siempre. 

Pero claro, ese instante acabó hace ya unos años y todos los que le siguieron, pero muchos siguen ahí en una cámara para el resto de mi vida. 

Oh, y por favor,  si puedo suplicar un deseo ahora mismo sería que la gente pare de creer que voy de fotógrafa famosa por la vida o que paren de creerse estrellas de la fotografía por usar photoshop. 

Deberíamos tener tres deseos por día. 

Adiós,
Nuria.

jueves, mayo 19, 2011

Vueltas.


Todo esto pasa por celebrarlo, por decir que te iba a dejar ir y que quizás las cosas podrían estar mejor. Pero que quieres que diga, no voy a negar que me alegra que siga vivo que aún pueda volver a leer uno de esos estúpidos comentarios:

DFB!!!!!!!
Oh!! uu
Que no te cambiaria por nada, amor!! que eres un cielo, que adoro tú monosidad *+ (suena rarito, mejor olvidemoslo xD)
Que quiero que empiece ya el colegio simplemente para verte de nuevo todos los dias!! DFB (menos los que no vas xD)
Mañana te invitare a un helado @w@ juas juas...

Mil besos de amor y queso!! º3º (rima -) )
P.D.: Las tostadas tambien caen por el lado que no hay cosa untada -)

Echo de menos tantas cosas, pero no vas a volver. Algún día te dejaré ir o eso espero, quizás dentro de otros tres años o quizás dentro de seis.

Nada más que decir.
Adiós,
Nuria.

miércoles, mayo 18, 2011

Final.


Es un poco triste pero tarde o temprano llega un final. Se me hace raro creer que pasaron cuatro años, cuatro años en fotos y palabras, sobre todo palabra.
No sé, algunas eran verdaderamente estúpida pero otras eran mi todo y ahora se esfumaron. Siempre vi eso como el peor de los temores, siempre andé cambiando contraseñas y huyendo del mundo. Ahora que lo leo tampoco me parece tan grave, quizás era necesario para cerrar las últimas heridas.
Si me obligan a buscar algún lado bueno de este suceso pues diré que ya no puedo remover el pasado. Nada de lecturas a esos comentarios en los que me decías que me querías, a las actualizaciones desde tu casa o mi nombre escrito en tu mano. Supongo que es una forma de dejar de pensar tanto en ti, porque ahora ya no hay pruebas de que una vez te llamase hermana.
Desde el 25 de junio del 2008 desapareciste de mi vida, te llame aquella tarde pero todo era obvio. Y bueno, el 28 yo lo rematé todo.

Realmente, en este justo momento no me duele el hecho de no recordar tu voz.

Espero que realmente lo que siento ahora lo mantenga por lo menos hasta el 1 de agosto, porque sé que ese día te volveré a echar de menos. Si sólo pudiese buscarte y decirte que siento que llorases por mi culpa, que siento cada cosa horrible que te hice... si pudiese hacerlo sé que podría dejarte ir. Supongo que es mi castigo, que nunca podré dejarte marchar del todo por mucho que lo desee.


Ahora ya no tengo excusas, pasaré muy a menudo por aquí.

Adiós,
Nuria.