viernes, enero 20, 2012

Días aburridos.


Después de medio año, he vuelto. Supongo que es un poco como el refrán de a todo cerdo le llega su San Martín, pues a mí me llegó la hora de superar las cosas.

Llevo unos días planteándome volver a actualizar este pequeño rinconcito pero bueno, sé que no fui la única que sintió miedo la primera vez que aceptó la pregunta de  "¿Estás seguro de que desea sobreescribir esta partida?". Los juegos y sus metáforas de vida.
Tengo que reconocer que me duele, me da rabia y hasta miedo el hecho de escribir esta entrada. No estoy segura de qué decir o qué hacer. Soy demasiado masoquista para decir que he superado un fracaso, me entretiene más llorar por causas perdidas y seguir creyendo que algún día todo volverá a ser como un viaje en coche hasta el Parque Warner.

Desviando el tema, la situación sigue siendo más o menos igual a la de aquellos días de junio. Ahora soy una universitaria como a todos les mola decir, parece que el primer cuatrimestre lo superé y el lunes empezaré la segunda pantalla de esta gran aventura gráfica. Que tiene una historia de los más mediocre, si me permiten añadir.
Las clases me parecen aburridas, los profesores me parecen aburridos, los compañeros me parecen aburridos.... Resumiendo, todo es aburrido. Demasiado aburrido diría yo.

No estoy muy motivada con las cosas que hago o dejo de hacer. Dormir, ahora mismo, me parece la mejor afición que una jovencita de dieciocho años puede tener. Sinceramente, no me gusta demasiado estar así, pero tampoco me apetece luchar para cambiar el destino de la humanidad. Tampoco digo que no tenga objetivos en la vida, no sé, comer macarrones con queso me parece una buena idea también...

Pero, sin duda alguna, soportar las continuas quejas de todas las personas que se me acercan no es uno de esos objetivos. Me dicen que estoy deprimida, que soy aburrida y toda esa desesperante palabrería barata -que además conozco. A veces creo que esperan que les diga felizmente un:  

Thanks for the info! 

Estoy bien así como estoy. Aburrida pero bien. No siento la necesidad de que me estresen con consejos que ni pueden utilizar en sus propias vidas. Si quiero tirarlo todo por la ventana ninguno de sus comentarios me parará, al igual que no me harán andar si no quiero dar ni un solo paso. Me apetece estar sentada, en silencio, sin hacer nada y sin pensar en nada. 
No soporto que continuamente me digan que no entienden mi cabeza, por qué no pueden entender que no me hace falta pensar en cada momento lo importantes que son para mí. 

Deberían pagarme 1 céntimo cada vez que alguien me diga que no le aprecio, así podría tener este verano la edición coleccionista de Cataclysm...


No tan aburrida,
Nuria.


Fotografía: Nuria Muñoz.

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